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RECENSIÓN- "¡ESCÚCHAME!"

El curso pasado tuve la suerte de tener entre mis alumnos de 3 años a un niño con autismo. Ante mi pérdida inicial hacia el tratamiento de este alumno, y sobre todo ante la dificultad de comprensión de su discapacidad, la orientadora de mi centro me facilitó este libro.

Este libro es una de las tres partes que forman la historia de Andrés, un caso real de niño TGD. Está escrito por su madre (Julia Alonso-García), aunque se narra en primera persona, lo que nos ayuda a ponernos en el punto de vista del niño.

“¡Escúchame!”, sería el 2º volumen de la obra que trata de relaciones sociales y la comunicación con estos niños. Los otros dos volúmenes son “¡Mírame!” y “¡Atiéndeme!”, que tratan la forma de ser y actuar, y el ocio y aprendizajes respectivamente.

En concreto, “¡Escúchame!”, trata la forma que tienen estas personas de relacionarse con los desconocidos, con los conocidos, con los mayores, etc. Y cómo estas personas intentan también relacionarse con ellos. Además habla de la forma de comunicarse que tiene las personas con autismo al hablar, al hacer preguntas, al mantener una conversación, etc.

Me gustaría destacar algunos fragmentos de este libro que me resultaron especialmente significativos y me ayudaron a comprender mejor a mi alumno y a ponerme en su punto de vista.

“¡Escúchame!, me gritáis creyendo, a menudo equivocadamente, que no lo hago sólo porque no lo muestro como lo hacen los demás…”, “¡Escúchame!, es lo que os decimos nosotros cuando sin equivocarnos, sufrimos las consecuencias de que no lo hagáis”

Cuando tenemos ante nosotros una persona con autismo, debemos ir más allá de lo visible y exterior, y pararnos a pensar por qué está haciendo lo que está haciendo o está diciendo lo que está diciendo. Debemos aprender a interpretar sus gestos, sus gritos, sus palabras porque  siempre nos dicen algo.

“Si alguien está enfadado (conocido o no), tiene una voz más fuerte, más expresividad, cejas levantadas, etc.; me gusta y me hace gracia, no puedo controlar la risa”, “reírme o mirar a otro lado o marcharme cuando hablas, a escuchar ese ruido que me atrae”

De nuevo queda patente la importancia de ir más allá de lo externo e indagar en lo interno del individuo. No podemos quedarnos solo con esa risa inoportuna y enfadarnos con el niño porque no va entender por qué nos enfadamos. En otra situación con otra persona sí podría ser así, pero en este caso no. No obstante, debemos plantearnos cómo trabajar esto con el niño para que vaya desarrollando unas habilidades sociales básicas  y que no exista un rechazo hacia él.

 “Casi todos creéis que somos diferentes, estáis completamente equivocados. Sentir el afecto de los demás y/o hacia los demás, no es lo mismo que expresarlo. Mi problema es el segundo, no el primero y ahí es donde está vuestro gran error”.

Este error de pensar que las personas con autismo no quieren o necesitan afecto, ha hecho mucho daño en mi opinión a la imagen de estas personas a nivel social en general. Ha creado mitos y estereotipos sobre los autistas que no les han beneficiado en nada, y que lejos de ayudar a conocerlos, nos los han alejado más.

Me gustaría finalizar con una frase que creo refleja muy bien lo que he querido transmitir con mi recensión y que deberíamos tener siempre presenta al trabajar con estas personas:

“…hazme un favor: siempre que estés junto a alguien que te recuerde un poquito a mí, prométeme que harás lo posible por aprender a escucharle. Recuerda que a pesar de que gire su cuerpo hacia otro lado, evite tu mirada, tu contacto, te está sintiendo; … aunque no te sonría, no de muestras de alegría, … se ha alegrado de verte; recuerda que si se separa es por necesidad, no por indiferencia…”

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